Pasaron más de cuarenta años desde la finalización de la Segunda Guerra Mundial. Ahora siendo un hombre maduro, padre de familia y abuelo, a insistencia de uno de mis hijos, más bien de mi hija, decidí escribir mis memorias. Ella siendo pequeña aún, vio el número que tengo tatuado en el brazo, y fue una incógnita que siempre quiso develar. Cuando eran todavía chicos les solía decir que no tenía importancia, que se trataba de un numero de teléfono que tenía escrito allí para no olvidármelo.
Estamos acostumbrados a unos libros sobre el holocausto demasiado
explícitos y morbosos, por lo que el lector que vaya buscando eso en
este libro no lo va a encontrar.
El relato de este superviviente, se centra mas en la vida fuera de
los campos de concentración, ya que realmente paso muy poco tiempo
en ellos.
Es muy interesante ver como se organizaban las cosas en los Guetos de
Judíos, como aun así, podían, o mas bien se las ingeniaban para
seguir comercializando y “traficando” objetos y ropas, ya que por
ese entonces el dinero no tenia ningún valor para ellos.
Una vez que al protagonista lo reclutan, nos cuenta el trabajo en las
minas, las condiciones aun mas precarias si cabe que tenían fuera de
los campos, y algo muy muy interesante, como eran las primeras
semanas de vida después de que los americanos los liberaran, es algo
que casi siempre se omite en este tipo de historias, pero que tiene
muchísima importancia.
El libro esta escrito como si fuera una entrevista, pero que se hizo
el propio autor, por lo que la narrativa es un poco diferente, mas
directa y mas precisa.
En resumen, es algo diferente de lo que me esperaba, pero no por ello
ha sido menos interesante, siempre es bueno ver el punto de vista de
diferente.