¿Qué ocurriría si una fuerza irresistible se enfrentase con un cuerpo inamovible?
He aquí un rompecabezas clásico sobre el que han
debido verter su palabrería millones y millones de argumentos.
Pero antes de dar mi solución pongamos algunas cosas
en claro. El juego de explorar el universo mediante técnicas
racionales hay que jugarlo, como todos los juegos, de acuerdo con
ciertas reglas. Si dos personas quieren conversar inteligentemente
tienen que ponerse de acuerdo acerca del significado de los símbolos
que utilizan (palabras o cualesquiera otros) y sus comentarios han de
tener sentido en función de ese significado.
Todas las preguntas que no tengan sentido en función
de las definiciones convenidas se las echa fuera de casa. No hay
respuesta porque la pregunta no ha debido ser formulada.
Supongamos por ejemplo que pregunto: «¿Cuánto pesa
la justicia?» (quizá esté pensando en la estatua de la justicia
con la balanza en la mano).
Pero el peso es una propiedad de la masa, y sólo
tienen masa las cosas materiales. (De hecho, la definición más
simple de materia es «aquello que tiene masa».)
La justicia no es una cosa material, sino una
abstracción. Por definición, la masa no es una de sus propiedades,
y preguntar por el peso de la justicia es formular una pregunta sin
sentido. No existe respuesta.
Por otro lado, mediante una serie de manipulaciones
algebraicas muy simples es posible demostrar que 1 = 2. Lo malo es
que en el curso de la demostración hay que dividir por cero. A fin
de evitar una igualdad tan inconveniente (por no hablar de otras
muchas demostraciones que destruirían la utilidad de las
matemáticas), los matemáticos han decidido excluir la división por
cero en cualquier operación matemática. Así pues, la pregunta
«¿cuánto vale la fracción 2/0?» viola las reglas del juego y
carece de sentido. No precisa de respuesta.
Ahora ya estamos listos para vérnoslas con esa fuerza
irresistible y ese cuerpo inamovible.
Una
«fuerza irresistible» es, por definición (si queremos que las
palabras tengan significado), una fuerza que no puede ser resistida;
una fuerza que moverá o destruirá cualquier cuerpo que encuentre,
por grande que sea,
sin debilitarse ni desviarse perceptiblemente. En un universo que
contiene una fuerza irresistible no puede haber ningún cuerpo
inamovible, pues acabamos de definir esa fuerza irresistible como una
fuerza capaz de mover cualquier
cosa.
Un «cuerpo inamovible» es, por definición (si queremos que las
palabras tengan algún significado), un cuerpo que no puede ser
movido; un cuerpo que absorberá cualquier fuerza que encuentre, por
muy grande que sea, sin cambiar ni sufrir daños perceptibles en
el encuentro. En un universo que contiene un cuerpo inamovible no
puede haber ninguna fuerza irresistible porque acabamos de definir
ese cuerpo inamovible como un cuerpo capaz de resistir cualquier
fuerza.
Si formulamos una pregunta que implique la existencia
simultánea de una fuerza irresistible y de un cuerpo inamovible,
estamos violando las definiciones implicadas por las frases mismas.
Las reglas del juego de la razón no lo permiten. Así pues, la
pregunta «¿Qué ocurriría si una fuerza irresistible se enfrentase
con un cuerpo inamovible?» carece de sentido y no precisa de
respuesta.
El lector quizá se pregunte si es posible construir
las definiciones de modo que no quepa formular preguntas
incontestables. La respuesta es que no, como ya expliqué en la
cuestión 4.
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