viernes, 31 de agosto de 2012

100 preguntas basicas sobre ciencia

Se dice que un centímetro cúbico de una estrella de neutrones pesa miles de millones de toneladas. ¿Cómo es posible?


Un átomo tiene aproximadamente 10-8 centímetros de diámetro. En los sólidos y líquidos ordinarios los átomos están muy juntos, casi en contacto mutuo. La densidad de los sólidos y líquidos ordinarios depende por tanto del tamaño exacto de los átomos, del grado de empaquetamiento y del peso de los distintos átomos.
De los sólidos ordinarios, el menos denso es el hidrógeno solidificado, con una densidad de 0,076 gramos por centímetro cúbico. El más denso es un metal raro, el osmio, con una densidad de 22,48 gramos por centímetro cúbico.
Si los átomos fuesen bolas macizas e incomprensibles, el osmio sería el material más denso posible y un centímetro cúbico de materia jamás podría pesar ni un kilogramo, y mucho menos toneladas.
Pero los átomos no son macizos. El físico neozelandés Ernest Rutherford demostró ya en 1909 que los átomos eran en su mayor parte espacio vacío. La corteza exterior de los átomos contiene sólo electrones ligerísimos, mientras que el 99,9 por 100 de la masa del átomo está concentrada en una estructura diminuta situada en el centro: el núcleo atómico.
El núcleo atómico tiene un diámetro de unos 10 13 centímetros (aproximadamente 1/100.000 del propio átomo). Si los átomos de una esfera de materia se pudieran estrujar hasta el punto de desplazar todos los electrones y dejar a los núcleos atómicos en contacto mutuo, el diámetro de la esfera disminuiría hasta 1/100.000 de su tamaño anterior.
De modo análogo, sí se pudiera comprimir la Tierra hasta dejarla reducida a un balón de núcleos atómicos, toda su materia quedaría reducida a una esfera de unos 130 metros de diámetro. En esas mismas condiciones, el Sol mediría 13,7 kilómetros de diámetro. Y si pudiéramos convertir toda la materia conocida del universo en núcleos atómicos en contacto, obtendríamos una esfera de sólo algunos cientos de millones de kilómetros de diámetro, que cabría cómodamente dentro del cinturón de asteroides del sistema solar.
El calor y la presión que reinan en el centro de las estrellas rompen la estructura atómica y permiten que los núcleos atómicos empiecen a empaquetarse unos junto a otros. Las densidades en el centro del Sol son mucho más altas que la del osmio, pero como los núcleos atómicos se mueven de un lado a otro sin impedimento alguno, el material sigue siendo un gas. Hay estrellas que se componen casi por entero de tales átomos destrozados. La compañera de la estrella Sirio es una «enana blanca» no mayor que el planeta Urano, y sin embargo tiene una masa parecida a la del Sol.
Los núcleos atómicos se componen de protones y neutrones. Todos los protones tienen cargas eléctricas positivas y se repelen entre sí, de modo que en un lugar dado no se pueden reunir más de un centenar de ellos. Los neutrones, por el contrario, no tienen carga y en condiciones adecuadas es posible empaquetar un sinfín de ellos para formar una «estrella de neutrones». Los pulsares, según se cree, son estrellas de neutrones.
Si el Sol se convirtiera en una estrella de neutrones, toda su masa quedaría concentrada en una pelota cuyo diámetro sería 1/100.000 del actual y su volumen (1/100.000)3 ó 1/1.000.000.000.000.000 (una milbillónésima) del actual. Su densidad sería por tanto 1.000.000.000.000.000 (mil billones) de veces superior a la que tiene ahora.
La densidad global del Sol hoy día es de 1,4 gramos por centímetro cúbico. Si fuese una estrella de neutrones, su densidad sería de 1.400.000.000.000.000 gramos por centímetro cúbico. Es decir, un centímetro cúbico de una estrella de neutrones puede llegar a pesar 1.400.000.000 (mil cuatrocientos millones) de toneladas.

The Devil Inside

En 1989, los servicios de emergencia recibieron una llamada al 112 de Maria Rossi confesando que había asesinado brutalmente a tres personas. ”Devil inside” nos relata la historia de su hija Isabel, que dos décadas después trata de comprender la verdad de lo sucedido aquella noche y viaja al hospital de Centrino para depravados mentales, en Italia, donde su madre está encerrada para determinar si es una enferma mental o está poseída por demonios. Isabel decide reclutar a dos jóvenes exorcistas que podrían curar a su madre usando métodos poco convencionales que combinan la ciencia y la religión, y terminan enfrentándose cara a cara con el mal en estado puro en forma de cuatro poderosos demonios que poseen a María. Muchos han sido poseídos por uno, sólo una ha sido poseída por muchos.

Siguiendo la linea de lo que esta de moda, aquí tenemos este falso documental, que me ha parecido pésimo en todos los aspectos.
Ya no hay mucho mas que contar sobre los exorcismos, porque quieren contar lo que no se puede?
Este tipo de películas no puede aportar mucho , lo realmente interesante que se podría encontrar es el hecho en si, las formas de mostrártelo, y últimamente es muy repetitivo, siempre los mismos patrones y los mismos comportamientos
En este caso, ademas, los actores dejan mucho que desear, es que no te crees ni que sea un documental, resulta todo muy falso y muy forzado.
A pesar de todo esto, la película ha triunfado y sigue teniendo éxito, me da mucho que pensar

jueves, 30 de agosto de 2012

Amor a quemarropa

El joven y solitario Clarence (Christian Slater) celebra su cumpleaños como de costumbre, viendo películas de kung-fu en un destartalado cine de Detroit. De repente, Alabama (Arquette), una rubia explosiva, entra en la sala derramando sus palomitas sobre él, incidente que irá seguido de una desbocada noche de pasión. Ella, en realidad, es una prostituta pagada por el mejor amigo de Clarence como regalo de cumpleaños. A pesar de ello, se enamoran y se casan. Clarence entonces intenta alejarla de la prostitución, pero tendrá que enfrentarse con su chulo (Gary Oldman) cuando va a recoger las pertenencias de su mujer. Una de las maletas contiene una considerable cantidad de cocaína que utilizarán para realizar todos sus sueños.

Bueno, no esta mal para ver un día de los que no tienes nada programado, desde luego el reparto es de lujo, eso si, todos los actores salen antes de haber saltado a la fama, y de aquí sospecho yo que Tarantino que es el escritor de la peli, se saco unos cuantos para películas posteriores.
Lo mejor sin duda, la banda sonora.
Eso si, las mejores escenas, las protagoniza Brad Pitt, breves pero buenísimas.
Es entretenida y tiene un ritmo que va subiendo y bajando de modo que nunca llegas a aburrirte, sino que estas continuamente esperando que pase lo siguiente.

100 preguntas basicas sobre ciencia

¿Qué son los pulsares?


En el verano de 1967 Anthony Hewish y sus colaboradores de la Universidad de Cambridge detectaron, por accidente, emisiones de radio en los cielos que en nada se parecían a las que se habían detectado hasta entonces. Llegaban en impulsos muy regulares a intervalos de sólo 1 1/3 segundos. Para ser exactos, a intervalos de 1,33730109 segundos. La fuente emisora recibió el nombre de «estrella pulsante» o «pulsar» en abreviatura (pulsating star en inglés).
Durante los dos años siguientes se descubrieron un número bastante grande de tales pulsares, y el lector seguramente se preguntará por qué no se descubrieron antes. El caso es que un pulsar radia mucha energía en cada impulso, pero estos impulsos son tan breves que por término medio la intensidad de radioondas es muy baja, pasando inadvertida. Es más, los astrónomos suponían que las fuentes de radio emitían energía a un nivel constante y no prestaban atención a los impulsos intermitentes.
Uno de los pulsares más rápidos fue el que se encontró en la nebulosa del Cangrejo, comprobándose que radiaba en la zona visible del espectro electromagnético.
Se apagaba y se encendía en perfecta sincronización con los impulsos de radio. Aunque había sido observado muchas veces, había pasado hasta entonces por una estrella ordinaria. Nadie pensó jamás en observarlo con un aparato de detección lo bastante delicado como para demostrar que guiñaba treinta veces por segundo. Con pulsaciones tan rápidas, la luz parecía constante, tanto para el ojo humano como para los instrumentos ordinarios.
¿Pero qué es un pulsar? Si un objeto emite energía a intervalos periódicos es que está experimentando algún fenómeno de carácter físico en dichos intervalos. Puede ser, por ejemplo, un cuerpo que se está expandiendo y contrayendo y que emite un impulso de energía en cada contracción. O podría girar alrededor de su eje o alrededor de otro cuerpo y emitir un impulso de energía en cada rotación o revolución.
La dificultad estribaba en que la cadencia de impulsos era rapidísima, desde un impulso cada cuatro segundos a uno cada 1/30 de segundo. El pulsar tenía que ser un cuerpo muy caliente, pues si no podría emitir tanta energía; y tenía que ser un cuerpo muy pequeño, porque si no, no podría hacer nada con esa rapidez.
Los cuerpos calientes más pequeños que habían observado los científicos eran las estrellas enanas blancas. Pueden llegar a tener la masa de nuestro sol, son tanto o más calientes que él y sin embargo no son mayores que la Tierra. ¿Podría ser que esas enanas blancas produjesen impulsos al expandirse y contraerse o al rotar? ¿O se trataba de dos enanas blancas girando una alrededor de la otra? Pero por muchas vueltas que le dieron los astrónomos al problema no conseguían que las enanas blancas se movieran con suficiente rapidez.
En cuanto a objetos aún más pequeños, los astrónomos habían previsto teóricamente la posibilidad de que una estrella se contrajera brutalmente bajo la atracción de la gravedad, estrujando los núcleos atómicos unos contra otros. Los electrones y protones interaccionarían y formarían neutrones, y la estrella se convertiría en una especie de gelatina de neutrones. Una «estrella de neutrones» como ésta podría tener la misma masa que el Sol y medir sin embargo sólo diez millas de diámetro.
Ahora bien, jamás se había observado una estrella de neutrones, y siendo tan pequeñas se temía que aunque existiesen no fueran detectables.
Con todo, un cuerpo tan pequeño sí podría girar suficientemente rápido para producir los impulsos. En ciertas condiciones los electrones sólo podrían escapar en ciertos puntos de la superficie. Al girar la estrella de neutrones, los electrones saldrían despedidos como el agua de un aspersor; en cada vuelta habría un momento en que el chorro apuntase en dirección a la Tierra, haciéndonos llegar ondas de radio y luz visible.
Thomas Gold, de la Universidad Cornell, pensó que, en ese supuesto, la estrella de neutrones perdería energía y las pulsaciones se irían espaciando cada vez más, cosa que resultó ser cierta. Hoy día parece muy probable que los pulsares sean esas estrellas de neutrones que los astrónomos creían indetectables.

miércoles, 29 de agosto de 2012

100 preguntas basicas sobre ciencia

¿Qué es el polvo cósmico y de dónde viene?


Según las teorías astronómicas actuales, las galaxias fueron en origen grandes conglomerados de gas y polvo que giraban lentamente, fragmentándose en vórtices turbulentos y condensándose en estrellas. En algunas regiones donde la formación de estrellas fue muy activa, casi todo el polvo y el gas fue a parar a una estrella u otra. Poco o nada fue lo que quedó en el espacio intermedio. Esto es cierto para los cúmulos globulares, las galaxias elípticas y el núcleo central de las galaxias espirales.
Dicho proceso fue mucho menos eficaz en las afueras de las galaxias espirales. Las estrellas se formaron en números mucho menores y sobró mucho polvo y mucho gas. Nosotros, los habitantes de la Tierra, nos encontramos en los brazos espirales de nuestra galaxia y vemos las manchas oscuras que proyectan las nubes de polvo contra el resplandor de la Vía Láctea. El centro de nuestra propia galaxia queda completamente oscurecido por tales nubes.
El material de que está formado el universo consiste en su mayor parte en hidrógeno y helio. Los átomos de helio no tienen ninguna tendencia a juntarse unos con otros. Los de hidrógeno sí, pero sólo en parejas, formando moléculas de hidrógeno (H2). Quiere decirse que la mayor parte del material que flota entre las estrellas consiste en pequeños átomos de helio o en pequeños átomos y moléculas de hidrógeno. Todo ello constituye el gas interestelar, que forma la mayor parte de la materia entre las estrellas.
El polvo interestelar (o polvo cósmico) que se halla presente en cantidades mucho más pequeñas, se compone de partículas diminutas, pero mucho más grandes que átomos o moléculas, y por tanto deben contener átomos que no son ni de hidrógeno ni de helio.
El tipo de átomo más común en el universo, después del hidrógeno y del helio, es el oxígeno. El oxígeno puede combinarse con hidrógeno para formar grupos oxhidrilo (OH) y moléculas de agua (H2O), que tienen una marcada tendencia a unirse a otros grupos y moléculas del mismo tipo que encuentren en el camino, de forma que poco a poco se van constituyendo pequeñísimas partículas compuestas por millones y millones de tales moléculas. Los grupos oxhidrilo y las moléculas de agua pueden llegar a constituir una parte importante del polvo cósmico. Fue en 1965 cuando se detectó por primera vez grupos oxhidrilo en el espacio y se comenzó a estudiar su distribución. Desde entonces se ha informado también de la existencia de moléculas más complejas, que contienen átomos de carbono así como de hidrógeno y oxígeno.
El polvo cósmico tiene que contener también agrupaciones atómicas formadas por átomos aún menos comu­nes que los de hidrógeno, oxígeno y carbono. En el espacio interestelar se han detectado átomos de calcio, sodio, potasio y hierro, observando la luz que esos átomos absorben.
Dentro de nuestro sistema solar hay un material parecido, aportado quizás por los cometas. Es posible que fuera de los límites visibles del sistema solar exista una capa con gran número de cometas, y que algunos de ellos se precipiten hacia el Sol (acaso por los efectos gravitatorios de las estrellas cercanas). Los cometas son conglomerados sueltos de diminutos fragmentos sólidos de metal y roca, unidos por una mezcla de hielo, metano y amoníaco congelados y otros materiales parecidos. Cada vez que un cometa se aproxima al Sol, se evapora parte de su materia, liberando diminutas partículas sólidas que se esparcen por el espacio en forma de larga cola. En última instancia el cometa se desintegra por completo.
A lo largo de la historia del sistema solar se han desintegrado innumerables cometas y han llenado de polvo el espacio interior del sistema. La Tierra recoge cada día miles de millones de estas partículas de polvo («micrometeoroides»). Los científicos espaciales se interesan por ellas por diversas razones; una de ellas es que los micrometeoroides de mayor tamaño podrían suponer un peligro para los futuros astronautas y colonizadores de la Luna.

Todo oscuro sin estrellas

Hacia tiempo, mucho tiempo que no me leía nada de Stephen King, aunque siempre me ha gustado mucho, últimamente no encontraba la ocasión para coger un libro suyo. Aunque he de reconocer que he leído la gran mayoría de sus novelas, también reconozco que para leerlo tienes que tener la cabeza despejada, pues en ocasiones no tiene una prosa lo que se dice fácil y sobre todo, las novelas son tan descriptivas que acabas un poco sobrecogido con cada historia, aunque supongo que eso es lo bueno de un escritor, que te haga meterte en la historia que lees.
En todo oscuro sin estrellas, siguiendo la linea de otros libros, esta dividida en cuatro historias, por supuesto, no todas de la misma longitud ni igual de interesantes.

La primera historia 1922:
Trata sobre un asesinato, un hombre, junto con la ayuda de su hijo, logra matar a su mujer para poder heredar unas tierras que la susodicha iba a vender. A partir de ahí, las visiones y remordimientos, llevan a los dos asesinos hasta la locura, viendo como pierden todo y como sus vidas cambian bruscamente.
Aclamado como el mejor relato de todo el libro, a mi tampoco me pareció nada del otro mundo, esta contado todo a modo de confesión, y lo único que puede darte un poco mas de repelús, es el momento del asesinato, las escenas que te describe, son poco mas que macabras, todo lo demás es una confesión donde te imaginas lo que va a ir viniendo. Aun así, es el relato mas largo de los cuatro, personalmente, me sobrecogió un poco, tanto fue así, que cuando lo termine, tuve que pasarme a otro libro para no saturarme demasiado, pues no sabia lo que iba a venir después.

Segundo relato : Camionero grande
La historia de Tess, una conocida escritora, que volviendo a casa, sufre un rebenton en la rueda del coche a causa de unos tablones puestos mal intencionadamente cerca de un bar de carretera poco transitado.
Ella sola y sin teléfono, es incapaz de solucionar el problema, por suerte para ella, la ayuda de un camionero, hace que pueda cambiar su neumático en un tiempo record, lo que no esperaba era que una vez montada en el coche decidida a volver a casa, ese camionero, bastante característico por sus dimensiones y vestimenta, la golpeara salvajemente, la arrastrara a un motel de carretera, la violara y una vez que la dio por muerta, la abandonara dentro de una tubería de vertidos orgánicos, lo que el camionero no se esperaba por su parte, es que Tess seguía milagrosamente viva, y lo que no se imagina es que Tess, haría uso de su imaginación de escritora para crear un plan de venganza.
Me encanto, un relato típico, donde te da todo lo que esperas, donde lo he pasado realmente mal leyendo la historia de esta mujer, y donde he sonreído de medio lado acompañando en la venganza.
Para mi, el mejor de los cuatro relatos sin duda, desde el primer momento te hace abrir los ojos al máximo y no descansas hasta terminarlo.

Tercer relato : Una extensión justa
Extensión justa, precio justo.
El mas corto, la historia mas sencilla.
Un hombre con cáncer, cuya esperanza de vida es de un par de meses, se para en un puesto ambulante donde el vendedor, le propone un trato, 15 mas de vida a cambio del 15% de sus ganancias anuales y con la condición de “alguien tiene que pagar la misma putada que te hicieron a ti”.
Ya no puedo contar mucho mas, porque si no, ya es contar el relato entero, No es muy bueno, pero sirve de entretenimiento y desconexion de las ideas.

Cuarto relato: Un buen matrimonio
También basado en un hecho real, nos muestra la vida de un matrimonio completamente feliz, una vida normal de casados, confianza extrema de ambos y una felicidad envidiable, pero cierto es, que uno nunca termina de conocer a la persona que tiene al lado, todos tenemos nuestros secretos personales, y por una casualidad fortuita, esta mujer descubre que el secreto de su marido resulta ser , que es un buscado y macabro asesino en serie.
Me gusto muchísimo, mas que nada porque al principio cuando conoces la cuestión del asunto y se te van planteando ciertas preguntas en la cabeza, como reaccionaria yo?, que pasaría ? Etc, y vas viendo que la forma de reaccionar y actuar de la mujer, después de las explicaciones pertinentes, creo que es como lo haría la mayoría de la gente.
En definitiva, aunque tenga sus mas y sus menos, acabas leyendo con un buen sabor de boca, y consigue lo que pretende, dicho por el maestro “ te sientes incomodo leyendo las historias”


martes, 28 de agosto de 2012

100 preguntas basicas sobre ciencia

¿Por qué se habla de la «baja temperatura del espacio»? ¿Cómo puede tener el espacio vacío una temperatura?


Ni debería hablarse de «baja temperatura del espacio» ni puede el espacio vacío tener una temperatura. La temperatura es el contenido térmico medio por átomo de una cantidad de materia, y sólo la materia puede tener temperatura.
Supongamos que un cuerpo como la Luna flotase en el espacio, a años luz de la estrella más cercana. Si al principio la superficie está a 25º C, perdería continuamente calor por radiación, pero también lo ganaría de la radiación de las estrellas lejanas. Sin embargo, la radiación que llegaría hasta ella desde las estrellas sería tan pequeña, que no compensaría la pérdida ocasionada por su propia radiación, y la temperatura de la superficie comenzaría a bajar al instante.
A medida que la temperatura de la superficie lunar bajase iría decreciendo el ritmo de pérdida de calor por radiación, hasta que finalmente, cuando la temperatura fuese suficientemente baja, la pérdida por radiación sería lo suficientemente pequeña como para ser compensada por la absorción de la radiación de las lejanas estrellas. En ese momento, la temperatura de la superficie lunar sería realmente baja: ligeramente superior al cero absoluto.
Esta baja temperatura de la superficie lunar, lejos de las estrellas, es un ejemplo de lo que la gente quiere decir cuando habla de la «baja temperatura del espacio».
En realidad, la Luna no está lejos de todas las estrellas. Está bastante cerca —menos de 100 millones de millas— de una de ellas: el Sol. Si la Luna diese al Sol siempre la misma cara, esta cara iría absorbiendo calor solar hasta que su temperatura en el centro de la cara sobrepasara con mucho el punto de ebullición del agua. Sólo a esa temperatura tan alta estarían equilibrados el gran influjo solar y su propia pérdida por radiación.
El calor solar avanzaría muy despacio a través de la sustancia aislante de la Luna, de suerte que la cara opuesta recibiría muy poco calor y este poco lo radiaría al espacio. La cara nocturna se hallaría por tanto a la «baja temperatura del espacio».
Ahora bien, la Luna gira con respecto al Sol, de suerte que cualquier parte de la superficie recibe sólo el equivalente de dos semanas de luz solar de cada vez. Con este período de radiación tan limitado la temperatura superficial, de la Luna apenas alcanza el punto de ebullición del agua en algunos lugares. Durante la larga noche, la temperatura permanece nada menos que a 120º por encima del cero absoluto (más bien frío para nosotros) en todo momento, porque antes de que siga bajando vuelve a salir el Sol.
La Tierra es un caso completamente diferente, debido a que tiene una atmósfera y océanos. El océano se traga el calor de manera mucho más eficaz que la roca desnuda y lo suelta más despacio. Actúa como un colchón térmico: su temperatura no sube tanto en presencia del Sol ni baja tampoco tanto, comparado con la Tierra, en ausencia suya. La Tierra gira además tan rápido, que en la mayor parte de su superficie el día y la noche sólo duran horas. Por otro lado, los vientos atmosféricos transportan el calor de la cara diurna a la nocturna y de los trópicos a los polos.
Todo esto hace que la Tierra esté sometida a una gama de temperaturas mucho más pequeñas que la Luna, pese a que ambos cuerpos distan lo mismo del Sol.
¿Qué le pasaría a una persona que se viera expuesta a las temperaturas subantárticas de la cara nocturna de la Luna? No tanto como uno diría. Aquí, en la Tierra, aun yendo abrigados con vestidos aislantes, el cuerpo humano pierde rápidamente calor, que se disipa en la atmósfera y sus vientos, que a su vez se encargan de llevárselo lejos. La situación en la Luna es muy diferente. Un hombre, enfundado en su traje y botas espaciales, experimentaría una pérdida muy escasa, ya fuese por conducción a la superficie o por convección al espacio vacío en ausencia de viento. Es como si se hallase dentro de un termo en el vacío y radiando sólo pequeñas cantidades de infrarrojos. El proceso de enfriamiento sería muy lento. Su cuerpo estaría produciendo naturalmente calor todo el tiempo, y es más probable que sintiese calor que no frío.

Acondicionador Pantene Aqua Light



Tan solo me ha hecho falta un solo lavado de pelo para saber que esta gama de Pantene es realmente asombrosa.
ME compre el acondicionador, ya que suelo tener el pelo bastante graso y con este nuevo acondicionado, te lo deja sin apelmazar.


Pues si, lo aplique en las puntas después de lavarme el pelo normalmente, lo deje actuar un par de minutos y con agua fría lo aclare, y es cierto, cuando el pelo se seca se quema mucho mas suelto que con cualquier otro acondicionador, pero mi sorpresa fue cuando pasado un dia y medio, no se me había ensuciado el pelo, cosa rara, porque siempre se me ensucia en exceso cuando uso cualquier acondicionador.

El precio ronda los 3 euros, pero la verdad es que te cunde bastante, no hace falta mucha cantidad, por lo que es de los casos en que ahorras comprando esta marca antes que una marca blanca.
Ademas, huele super bien, como ya he dicho muchas veces, huele a limpio, y eso es algo muy importante en los productos de higiene.

De momento, creo que voy a cambiar mi marca de acondicionador por esta.

lunes, 27 de agosto de 2012

100 preguntas basicas sobre ciencia

¿De dónde vino la sustancia del universo? ¿Qué hay más allá del borde del universo?


La respuesta a la primera pregunta es simplemente que nadie lo sabe.
La ciencia no garantiza una respuesta a todo. Lo único que ofrece es un sistema para obtener respuestas una vez que se tiene suficiente información. Hasta ahora no disponemos de la clase de información que nos podría decir de dónde vino la sustancia del universo.
Pero especulemos un poco. A mí, por mi parte, se me ha ocurrido que podría haber algo llamado «energía negativa» que fuese igual que la «energía positiva» ordinaria pero con la particularidad de que cantidades iguales de ambas se unirían para dar nada como resultado (igual que + 1 y - 1 sumados dan 0).
Y al revés: lo que antes era nada podría cambiar de pronto y convertirse en una pompa de «energía positiva» y otra pompa igual de «energía negativa». De ser así, la pompa de «energía positiva» quizá se convirtiese en el universo que conocemos, mientras que en algún otro lado existiría el correspondiente «universo negativo».
¿Pero por qué lo que antes era nada se convirtió de pronto en dos pompas de energía opuesta?
¿Y por qué no? Sí 0 = (+ 1) + (- 1), entonces algo que es cero podría convertirse igual de bien en + 1 y - 1. Acaso sea que en un mar infinito de nada se estén formando constantemente pompas de energía positiva y negativa de igual tamaño, para luego, después de sufrir una serie de cambios evolutivos, recombinarse y desaparecer. Estamos en una de esas pompas, en el período de tiempo entre la nada y la nada, y pensando sobre ello.
Pero todo esto no es más que especulación. Los científicos no han descubierto hasta ahora nada que se parezca a esa «energía negativa» ni tienen ninguna razón para suponer que exista; hasta entonces mí idea carecerá de valor.
¿Y qué hay más allí del universo? Supongamos que contesto: no-universo.
El lector dirá que eso no significa nada, y quizá esté en lo cierto. Por otro lado, hay muchas preguntas que no tienen respuesta sensata (por ejemplo, «¿qué altura tiene arriba?»), y estas preguntas son «preguntas sin sentido».
Pero pensemos de todos modos sobre ello.
Imagínese el lector convertido en una hormiga muy inteligente que viviese en medio del continente norteamericano. A lo largo de una vida entera de viaje habría cubierto kilómetros y kilómetros cuadrados de superficie terrestre y con ayuda de unos prismáticos inventados por él mismo vería miles y miles de kilómetros más. Naturalmente, supondría que la tierra continuaba sin fin.
Pero la hormiga podría también preguntarse si la tierra se acaba en algún lugar. Y entonces se plantearía una pregunta embarazosa: «Sí la tierra se acaba, ¿qué habrá más allá?»
Recuérdese bien: la única experiencia está relacionada con la tierra. La hormiga nunca ha visto el océano, ni tiene la noción de océano, ni puede imaginarse más que tierra. ¿No tendría que decir: «Si la tierra de hecho se acaba, al otro lado tiene que haber no-tierra, sea lo que fuese eso», y no estaría en lo cierto?
Pues bien, si el universo se define como la suma total de la materia y energía y todo el espacio que llenan, entonces, en el supuesto de que el universo tenga un fin, tiene que haber no-materia y no-energía inmersas en el no-espacio al otro lado. Dicho brevemente, no-universo sea lo que fuere eso.
Y si el universo nació como una pompa de energía positiva formada, junto con otra de energía negativa, a partir de nada, entonces más allá del universo hay nada, o lo que quizá sea lo mismo, no-universo.

domingo, 26 de agosto de 2012

100 preguntas basicas sobre ciencia

¿Cuántas partículas hay en el universo?


En realidad no hay una respuesta concreta a esta pregunta, porque de entrada no sabemos cómo es de grande el universo. Sin embargo hagamos algunas hipótesis.
Uno de los cálculos es que hay unas 100.000.000.000 (ó 1011, un 1 seguido de 11 ceros) de galaxias en el universo. Cada una de estas galaxias tiene por término medio una masa 100.000.000.000 (ó 1011) mayor que la del Sol.
Quiere decirse que la cantidad total de materia en el universo es igual a 1011 1011 ó 1022 veces la masa del Sol. Dicho con otras palabras, en el universo hay materia suficiente para hacer 10.000.000.000.000.000.000.000 (diez mil trillones) de soles como el nuestro.
La masa del Sol es de 2 1033 gramos. Esto significa que la cantidad total de materia en el universo tiene una masa de 1022 2 1033 gramos. Lo cual puede escribirse como 20.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000. Dicho con palabras, veinte nonillones.
Procedamos ahora desde el otro extremo. La masa del universo está concentrada casi por entero en los nucleones que contiene. (Los nucleones son las partículas que constituyen los componentes principales del núcleo atómico.) Los nucleones son cosas diminutas y hacen falta 6 1023 de ellos para juntar una masa de 1 gramo.
Pues bien, si 6 1023 nucleones hacen 1 gramo y si hay 2 1055 gramos en el universo, entonces el número total de nucleones en el universo es 6 1023 2 1055 ó 12 1078, que de manera más convencional se escribiría 1,2 1079.
Los astrónomos opinan que el 90 por 100 de los átomos del universo son hidrógeno, el 9 por 100 helio y el 1 por 100 elementos más complicados. Una muestra típica de 100 átomos consistiría entonces en 90 átomos de hidrógeno, 9 átomos de helio y 1 átomo de oxígeno (por ejemplo). Los núcleos de los átomos de hidrógeno contendrían 1 nucleón cada uno: 1 protón. Los núcleos de los átomos de helio contendrían 4 nucleones cada uno: 2 protones y 2 neutrones. El núcleo del átomo de oxígeno contendría 16 nucleones: 8 protones y 8 neutrones.
Los cien átomos juntos contendrían, por tanto, 142 nucleones: 116 protones y 26 neutrones
Existe una diferencia entre estos dos tipos de nucleones. El neutrón no tiene carga eléctrica y no es preciso considerar ninguna partícula que lo acompañe. Pero el protón tiene una carga eléctrica positiva y como el universo es, según se cree, eléctricamente neutro en su conjunto, tiene que existir un electrón (con una carga eléctrica negativa) por cada protón.
Así pues, por cada 142 nucleones hay 116 electrones (para compensar los 116 protones). Para mantener la proporción, los 1,2 1079 nucleones del universo tienen que ir acompañados de 1 x 1079 electrones. Sumando los nucleones y electrones, tenemos un número total de 2,2 x 1079 partículas de materia en el universo. Lo cual se puede escribir como 22.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.- 000.000.000.000.000.000.000.000 (ó 22 tredecillones).
Si el universo es mitad materia y mitad antimateria, entonces la mitad de esas partículas son antinucleones y antielectrones. Pero esto no afectaría al número total.
De las demás partículas, las únicas que existen en cantidades importantes en el universo son los fotones, los neutrinos y posiblemente los gravitones. Pero como son partículas sin masa no las contaré. Veintidós tredecíllones es después de todo suficiente y constituye un universo apreciable.

sábado, 25 de agosto de 2012

100 preguntas basicas sobre ciencia

¿Qué ocurriría si una fuerza irresistible se enfrentase con un cuerpo inamovible?


He aquí un rompecabezas clásico sobre el que han debido verter su palabrería millones y millones de argumentos.
Pero antes de dar mi solución pongamos algunas cosas en claro. El juego de explorar el universo mediante técnicas racionales hay que jugarlo, como todos los juegos, de acuerdo con ciertas reglas. Si dos personas quieren conversar inteligentemente tienen que ponerse de acuerdo acerca del significado de los símbolos que utilizan (palabras o cualesquiera otros) y sus comentarios han de tener sentido en función de ese significado.
Todas las preguntas que no tengan sentido en función de las definiciones convenidas se las echa fuera de casa. No hay respuesta porque la pregunta no ha debido ser formulada.
Supongamos por ejemplo que pregunto: «¿Cuánto pesa la justicia?» (quizá esté pensando en la estatua de la justicia con la balanza en la mano).
Pero el peso es una propiedad de la masa, y sólo tienen masa las cosas materiales. (De hecho, la definición más simple de materia es «aquello que tiene masa».)
La justicia no es una cosa material, sino una abstracción. Por definición, la masa no es una de sus propiedades, y preguntar por el peso de la justicia es formular una pregunta sin sentido. No existe respuesta.
Por otro lado, mediante una serie de manipulaciones algebraicas muy simples es posible demostrar que 1 = 2. Lo malo es que en el curso de la demostración hay que dividir por cero. A fin de evitar una igualdad tan inconveniente (por no hablar de otras muchas demostraciones que destruirían la utilidad de las matemáticas), los matemáticos han decidido excluir la división por cero en cualquier operación matemática. Así pues, la pregunta «¿cuánto vale la fracción 2/0?» viola las reglas del juego y carece de sentido. No precisa de respuesta.
Ahora ya estamos listos para vérnoslas con esa fuerza irresistible y ese cuerpo inamovible.
Una «fuerza irresistible» es, por definición (si queremos que las palabras tengan significado), una fuerza que no puede ser resistida; una fuerza que moverá o destruirá cualquier cuerpo que encuentre, por grande que sea, sin debilitarse ni desviarse perceptiblemente. En un universo que contiene una fuerza irresistible no puede haber ningún cuerpo inamovible, pues acabamos de definir esa fuerza irresistible como una fuerza capaz de mover cualquier cosa.
Un «cuerpo inamovible» es, por definición (si queremos que las palabras tengan algún significado), un cuerpo que no puede ser movido; un cuerpo que absorberá cualquier fuerza que encuentre, por muy grande que sea, sin cambiar ni sufrir daños perceptibles en el encuentro. En un universo que contiene un cuerpo inamovible no puede haber ninguna fuerza irresistible porque acabamos de definir ese cuerpo inamovible como un cuerpo capaz de resistir cualquier fuerza.
Si formulamos una pregunta que implique la existencia simultánea de una fuerza irresistible y de un cuerpo inamovible, estamos violando las definiciones implicadas por las frases mismas. Las reglas del juego de la razón no lo permiten. Así pues, la pregunta «¿Qué ocurriría si una fuerza irresistible se enfrentase con un cuerpo inamovible?» carece de sentido y no precisa de respuesta.
El lector quizá se pregunte si es posible construir las definiciones de modo que no quepa formular preguntas incontestables. La respuesta es que no, como ya expliqué en la cuestión 4.

viernes, 24 de agosto de 2012

100 preguntas basicas sobre ciencia

¿Qué son los números primos y por qué les interesan a los matemáticos?


Un número primo es un número que no puede expresarse como producto de dos números distintos de sí mismo y uno. El 15 = 3 5, con lo cual 15 no es un número primo; 12 = 6 2 = 4 3, con lo cual 12 tampoco es un número primo. En cambio 13 = 13 1 y no es el producto de ningún otro par de números, por lo cual 13 es un número primo.
Hay números de los que no hay manera de decir a simple vista si son primos o no. Hay ciertos tipos, en cambio, de los cuales se puede decir inmediatamente que no son primos. Cualquier número, por largo que sea, que termine en 2, 4, 5, 6, 8 ó 0 o cuyos dígitos sumen un número divisible por 3, no es primo. Sin embargo, un número que acabe en 1, 3, 7 ó 9 y cuyos dígitos sumen un número no divisible por 3, puede que sea primo —pero puede que no—. No hay ninguna fórmula que nos lo diga. Hay que ensayar y ver si se puede escribir como producto de dos números más pequeños.
Una manera de encontrar números primos consiste en escribir todos los números del 2 al más alto posible, por ejemplo el 10.000. El primero es 2, que es primo. Lo dejamos donde está y recorremos toda la lista tachando uno de cada dos números, con lo cual eliminamos todos los números divisibles por dos, que no son primos. De los que quedan, el número más pequeño después del 2 es el 3. Este es el siguiente primo. Dejándolo donde está, tachamos a partir de él uno de cada tres números, deshaciéndonos así de todos los divisibles por 3. El siguiente número sin tachar es el 5, por lo cual tachamos uno de cada cinco números a partir de él. El siguiente es el 7, uno de cada siete; luego el 11, uno de cada once; luego el 13..., etc.
Podría pensarse que después de tachar y tachar números llegará un momento en que todos los números mayores que uno dado estarán tachados y que por tanto no quedará ningún número primo superior a un cierto número primo máximo. En realidad no es así. Por mucho que subamos en los millones y billones, siempre quedan números primos que han escapado a todas las tachaduras.
Ya en el año 300 a. C. demostró el matemático griego Euclides que por mucho que subamos siempre tiene que haber números primos superiores a esos. Tomemos los seis primeros números primos y multipliquémoslos: 2 3 5 7 11 13 = 30.030. Sumando 1 obtenemos 30.031. Este número no es divisible por 2, 3, 5, 7, 11 ni 13, puesto que al dividir siempre dará un resto de 1. Si 30.031 no se puede dividir por ningún número excepto él mismo, es que es primo. Si se puede, entonces los números de los cuales es producto tienen que ser superiores a 13. De hecho 30.031 = 59 509.
Esto mismo lo podemos hacer para el primer centenar de números primos, para el primer billón o para cualquier número. Si calculamos el producto y sumamos 1, el número final o bien es un número primo o bien es el producto de números primos mayores que los que hemos incluido en la lista. Por mucho que subamos siempre habrá números primos aún mayores, con lo cual el número de números primos es infinito.
De cuando en cuando aparecen parejas de números impares consecutivos, ambos primos: 5, 7; 11, 13; 17, 19; 29, 31; 41, 43. Tales parejas de primos aparecen por doquier hasta donde los matemáticos han podido comprobar. ¿Es infinito el número de tales parejas de primos? Nadie lo sabe. Los matemáticos, creen que sí, pero nunca lo han podido probar. Por eso están interesados en los números primos. Los números primos presentan problemas aparentemente inocentes pero que son muy difíciles de resolver, y los matemáticos no pueden resistir el desafío.
¿Qué utilidad tiene eso? Ninguna; pero eso precisamente parece aumentar el interés.

miércoles, 22 de agosto de 2012

100 preguntas basicas sobre ciencia


¿Qué diferencia hay entre los números ordinarios y los números binarios y cuáles son las ventajas de cada uno?


Los números ordinarios que utilizamos normalmente están escritos «en base 10». Es decir, están escritos como potencias de diez. Lo que escribimos como 7.291 es en realidad 7 103 más 2 102 más 9 101 más 1 100. Recuérdese que 103 = 10 10 10 = 1.000; que 102 =10 10 = 100; que 101 = 10, y que 100 = 1. Por tanto, 7.291 es 7 1.000 más 2 100 más 9 10 más 1, que es lo que decimos cuando leemos el número en voz alta: «siete mil doscientos noventa (nueve decenas) y uno».
Estamos ya tan familiarizados con el uso de las potencias de diez que sólo escribimos las cifras por las que van multiplicadas (7.291 en este caso) e ignoramos el resto.
Pero las potencias de diez no tienen nada de especial. Igual servirían las potencias de cualquier otro número mayor que uno. Supongamos, por ejemplo, que queremos escribir el número 7.291 en potencias de ocho. Recordemos que 80 = 1; 81 =8; 82 = 8 8 =64; 83= 8 8 8 = 512; y 84 = 8 8 8 8 = 4.096. El número 7.291 se podría escribir entonces como 1 84 más 6 83 más 1 82 más 7 81 más 3 80. (El lector lo puede comprobar haciendo los cálculos pertinentes.) Si escribimos sólo las cifras tenemos 16.173. Podemos decir entonces que 16.173 (en base 8) = 7.291 (en base 10).
La ventaja del sistema en base 8 es que sólo hay que recordar siete dígitos aparte del 0. Si intentásemos utilizar el dígito 8, llegaríamos a obtener alguna vez 8 x 83, que es igual a 1 x 84, con lo cual siempre podemos utilizar un 1 en lugar de un 8. Así, 8 (en base 10) = 10 (en base 8); 89 (en base 10) = 131 (en base 8); etc. Por otro lado, los números tienen más dígitos en el sistema de base 8 que en el de base 10. Cuanto más pequeña es la base, tantos menos dígitos diferentes se manejan, pero tantos más entran en la composición de los números.
Si utilizamos el sistema de base 20, el número 7.291 se convierte en 18 202 más 4 201 más 11 200. Si escribimos el 18 como # y el 11 como %, podemos decir que # 4 % (en base 20) = 7.291 (en base 10). En un sistema de base 20 tendríamos que tener 19 dígitos diferentes, pero a cambio tendríamos menos dígitos por número.
El 10 es una base conveniente. No exige recordar demasiados dígitos diferentes y tampoco da demasiados dígitos en un número dado.
¿Y los números basados en potencias de dos, es decir los números en base 2? Esos son los «números binarios», de la palabra latina que significa «dos de cada vez».
El número 7.291 es igual a 1 212 más 1 211 más 1 210 más 0 29 más 0 28 más 0 27 más 1 26 más 1 25 más 1 24 más 1 23 más 0 22 más 1 21 más 1 20. (El lector puede comprobarlo, recordando que 29, por ejemplo, es 2 multiplicado por sí mismo nueve veces: 2 2 2 2 2 2 2 2 2 = 512.) Si nos limitamos a escribir los dígitos tenemos 1110001111011 (en base 2) = 7.291 (en base 10).
Los números binarios contienen sólo unos y ceros, de modo que la adición y la multiplicación son fantásticamente simples. Sin embargo, hay tantos dígitos en números incluso pequeños, como el 7.291, que es muy fácil que la mente humana se confunda.
Los computadores, por su parte, pueden utilizar conmutadores de dos posiciones. En una dirección, cuando pasa la corriente, puede simbolizar un 1; en la otra dirección, cuando no pasa corriente, un 0. Disponiendo los circuitos de manera que los conmutadores se abran y cierren de acuerdo con las reglas binarias de la adición y de la multiplicación, el computador puede realizar cálculos aritméticos a gran velocidad. Y puede hacerlo mucho más rápido que si tuviese que trabajar con ruedas dentadas marcadas del 0 al 9 como en las calculadoras de mesa ordinarias basadas en el sistema de base 10 o decimal.

martes, 21 de agosto de 2012

100 preguntas basicas sobre ciencia

4.-¿Qué dice el teorema de Gödel? ¿Demuestra que la verdad es inalcanzable?


Desde los tiempos de Euclides, hace ya dos mil doscientos años, los matemáticos han intentado partir de ciertos enunciados llamados «axiomas» y deducir luego de ellos toda clase de conclusiones útiles.
En ciertos aspectos es casi como un juego, con dos reglas. En primer lugar, los axiomas tienen que ser los menos posibles. En segundo lugar, los axiomas tienen que ser consistentes. Tiene que ser imposible deducir dos conclusiones que se contradigan mutuamente.
Cualquier libro de geometría de bachillerato comienza con un conjunto de axiomas: por dos puntos cualesquiera sólo se puede trazar una recta; el total es la suma de las partes, etc. Durante mucho tiempo se supuso que los axiomas de Euclides eran los únicos que podían constituir una geometría consistente y que por eso eran «verdaderos».
Pero en el siglo xix se demostró que modificando de cierta manera los axiomas de Euclides se podían construir geometrías diferentes, «no euclidianas». Cada una de estas geometrías difería de las otras, pero todas ellas eran consistentes. A partir de entonces no tenía ya sentido preguntar cuál de ellas era «verdadera». En lugar, de ello había que preguntar cuál era útil.
De hecho, son muchos los conjuntos de axiomas a partir de los cuales se podría construir un sistema matemático consistente: todos ellos distintos y todos ellos consistentes.
En ninguno de esos sistemas matemáticos tendría que ser posible deducir, a partir de sus axiomas, que algo es a la vez así y no así, porque entonces las matemáticas no serían consistentes, habría que desecharlas. ¿Pero qué ocurre si establecemos un enunciado y comprobamos que no podemos demostrar que es o así o no así?
Supongamos que digo: «El enunciado que estoy haciendo es falso.»
¿Es falso? Si es falso, entonces es falso que esté diciendo algo falso y tengo que estar diciendo algo verdadero. Pero si estoy diciendo algo verdadero, entonces es cierto que estoy diciendo algo falso y sería verdad que estoy diciendo algo falso. Podría estar yendo de un lado para otro indefinidamente. Es imposible demostrar que lo que he dicho es o así o no así.
Supongamos que ajustamos los axiomas de la lógica a fin de eliminar la posibilidad de hacer enunciados de ese tipo. ¿Podríamos encontrar otro modo de hacer enunciados del tipo «ni así ni no así»?
En 1931 el matemático austriaco Kurt Gödel presentó una demostración válida de que para cualquier conjunto de axiomas siempre es posible hacer enunciados que, a partir de esos axiomas, no puede demostrarse ni que son así ni que no son así. En ese sentido, es imposible elaborar jamás un conjunto de axiomas a partir de los cuales se pueda deducir un sistema matemático completo.
¿Quiere decir esto que nunca podremos encontrar la «verdad»? ¡Ni hablar!
Primero: el que un sistema matemático no sea completo no quiere decir que lo que contiene sea «falso». El sistema puede seguir siendo muy útil, siempre que no intentemos utilizarlo más allá de sus límites.
Segundo: el teorema de Gödel sólo se aplica a sistemas deductivos del tipo que se utiliza en matemáticas. Pero la deducción no es el único modo de descubrir la «verdad». No hay axiomas que nos permitan deducir las dimensiones del sistema solar. Estas últimas fueron obtenidas mediante observaciones y medidas —otro camino hada la «verdad».

lunes, 20 de agosto de 2012

100 preguntas basicas sobre ciencia

3.-¿Por qué dos o más científicos, ignorantes del trabajo de los otros, dan a menudo simultáneamente con la misma teoría?


La manera más simple de contestar a esto es decir que los científicos no trabajan en el vacío. Están inmersos, por así decirlo, en la estructura y progreso evolutivo de la ciencia, y todos ellos encaran los mismos problemas en cada momento.
Así, en la primera mitad del siglo XIX el problema de la evolución de las especies estaba «en el candelero». Algunos biólogos se oponían acaloradamente a la idea misma, mientras que otros especulaban ávidamente con sus consecuencias y trataban de encontrar pruebas que la apoyaran. Pero lo cierto es que, cada uno a su manera, casi todos los biólogos pensaban sobre la misma cuestión. La clave del problema era ésta:
Si la evolución es un hecho, ¿qué es lo que la motiva?
En Gran Bretaña, Charles Darwin pensaba sobre ello. En las Indias Orientales, Alfred Wallace, inglés también, pensaba sobre el mismo problema. Ambos habían viajado por todo el mundo; ambos habían hecho observaciones similares; y sucedió que ambos, en un punto crucial de su pensamiento, leyeron un libro de Thomas Malthus que describía los efectos de la presión demográfica sobre los seres humanos. Tanto Darwin como Wallace empezaron a pensar sobre la presión demográfica en todas las especies. ¿Qué individuos sobrevivirían y cuáles no? Ambos llegaron a la teoría de la evolución por selección natural.
Lo cual no tiene en realidad nada de sorprendente. Dos hombres que trabajan sobre el mismo problema y con los mismos métodos, encarados con los mismos hechos a observar y disponiendo de los mismos libros de consulta, es muy probable que lleguen a las mismas soluciones. Lo que ya me sorprende más es que el segundo nombre de Darwin, Wallace y Malthus empezase en los tres casos por R.
A finales del siglo xix eran muchos los biólogos que trataban de poner en claro la mecánica de la genética. Tres hombres, trabajando los tres en el mismo problema, al mismo tiempo y de la misma manera, pero en diferentes países, llegaron a las mismas conclusiones. Pero entonces los tres, repasando la literatura, descubrieron que otro, Gregor Mendel, había obtenido treinta y cuatro años antes las leyes de la herencia y habían pasado inadvertido.
Una de las aspiraciones más ambiciosas de los años 1880-1889 era la producción barata de aluminio. Se conocían los usos y la naturaleza del metal, pero resultaba difícil prepararlo a partir de sus minerales. Millones de dólares dependían literalmente de la obtención de una técnica sencilla. Es difícil precisar el número de químicos que se hallaban trabajando en el mismo problema, apoyándose en las mismas experiencias de otros científicos. Dos de ellos: Charles Hall en los Estados Unidos y Paul Héroult en Francia, obtuvieron la misma respuesta en el mismo año de 1886. Nada más natural. Pero ¿y esto?: los apellidos de ambos empezaban por H, ambos nacieron en 1863 y ambos murieron en 1914.
Hoy día son muchos los que tratan de idear teorías que expliquen el comportamiento de las partículas subatómicas. Murray Gell-Man y Yuval Ne'emen, uno en América y otro en Israel, llegaron simultáneamente a teorías parecidas. El principio del máser se obtuvo simultáneamente en Estados Unidos y en la Unión Soviética. Y estoy casi seguro de que el proceso clave para el aprovechamiento futuro de la potencia de la fusión nuclear será obtenido independiente y simultáneamente por dos o más personas.
Naturalmente, hay veces en que el rayo brilla una sola vez. Gregor Mendel no tuvo competidores, ni tampoco Newton ni Einstein. Sus grandes ideas sólo se les ocurrieron a ellos y el resto del mundo les siguió.

domingo, 19 de agosto de 2012

100 preguntas basicas sobre ciencia

2 ¿Quién fue, en su opinión, el científico más grande que jamás existió?


Si la pregunta fuese «¿Quién fue el segundo científico más grande?» sería imposible de contestar. Hay por lo menos una docena de hombres que, en mi opinión, podrían aspirar a esa segunda plaza. Entre ellos figurarían, por ejemplo, Albert Einstein, Ernest Rutherford, Niels Bohr, Louis Pasteur, Charles Darwin, Galileo Galilei, Clerk Maxwell, Arquímedes y otros.
Incluso es muy probable que ni siquiera exista eso que hemos llamado el segundo científico más grande. Las credenciales de tantos y tantos son tan buenas y la dificultad de distinguir niveles de mérito es tan grande, que al final quizá tendríamos que declarar un empate entre diez o doce.
Pero como la pregunta es «¿Quién es el más grande?», no hay problema alguno. En mi opinión, la mayoría de los historiadores de la ciencia no dudarían en afirmar que Isaac Newton fue el talento científico más grande que jamás haya visto el mundo. Tenía sus faltas, viva el cielo: era un mal conferenciante, tenía algo de cobarde moral y de llorón autocompasivo y de vez en cuando era víctima de serias depresiones. Pero como científico no tenía igual.
Fundó las matemáticas superiores después de elaborar el cálculo. Fundó la óptica moderna mediante sus experimentos de descomponer la luz blanca en los colores del espectro. Fundó la física moderna al establecer las leyes del movimiento y deducir sus consecuencias. Fundó la astronomía moderna estableciendo la ley de la gravitación universal.
Cualquiera de estas cuatro hazañas habría bastado por sí sola para distinguirle como científico de importancia capital. Las cuatro juntas le colocan en primer lugar de modo incuestionable.
Pero no son sólo sus descubrimientos lo que hay que destacar en la figura de Newton. Más importante aún fue su manera de presentarlos.
Los antiguos griegos habían reunido una cantidad ingente de pensamiento científico y filosófico. Los nombres de Platón, Aristóteles, Euclides, Arquímedes y Ptolomeo habían descollado durante dos mil años como gigantes sobre las generaciones siguientes. Los grandes pensadores árabes y europeos echaron mano de los griegos y apenas osaron exponer una idea propia sin refrendarla con alguna referencia a los antiguos. Aristóteles, en particular, fue el «maestro de aquellos que saben».
Durante los siglos XVI y XVII, una serie de experimentadores, como Galileo y Robert Boyle, demostraron que los antiguos griegos no siempre dieron con la respuesta correcta. Galileo, por ejemplo, tiró abajo las ideas de Aristóteles acerca de la física, efectuando el trabajo que Newton resumió más tarde en sus tres leyes del movimiento. No obstante, los intelectuales europeos siguieron sin atreverse a romper con los durante tanto tiempo idolatrados griegos.
Luego, en 1687 publicó Newton sus Principia Mathematica, en latín (el libro científico más grande jamás escrito, según la mayoría de los científicos). Allí presentó sus leyes del movimiento, su teoría de la gravitación y muchas otras cosas, utilizando las matemáticas en el estilo estrictamente griego y organizando todo de manera impecablemente elegante. Quienes leyeron el libro tuvieron que admitir que al fin se hallaban ante una mente igual o superior a cualquiera de las de la Antigüedad, y que la visión del mundo que presentaba era hermosa, completa e infinitamente superior en racionalidad e inevitabilidad a todo lo que contenían los libros griegos.
Ese hombre y ese libro destruyeron la influencia paralizante de los antiguos y rompieron para siempre el complejo de inferioridad intelectual del hombre moderno.
Tras la muerte de Newton, Alexander Pope lo resumió todo en dos líneas:
«La Naturaleza y sus leyes permanecían ocultas en la noche. Dijo Dios: ¡Sea Newton! Y todo fue luz.»