¿Hay de verdad oro en el océano?
Sí, claro. ¿Por qué no lo va a haber?
El agua de lluvia corre y se filtra constantemente por
las tierras resecas en su camino de vuelta hacia el océano, y al
hacerlo disuelve un poco de todos los materiales que empapa y
atraviesa. Al final es poca la cantidad disuelta y además hay
sustancias que son menos solubles que otras. A lo cual hay que añadir
que algunas, después de llegar al océano, se hunden hasta el fondo
del mar.
Sin embargo, al cabo de los miles y miles de millones de
años que lleva existiendo el océano es tanta la cantidad de
materiales disueltos que se han vertido en el agua, que
verdaderamente hay grandes cantidades de cada elemento en los
compuestos mezclados con las moléculas de agua del mar.
Aproximadamente un 3,25 por 100 del
mar es materia sólida disuelta; y en total, contando todo, hay
330.000.000 millas cúbicas (1,4 
1018
metros cúbicos) de agua marina, que pesan aproximadamente 1,5
trillones de toneladas. Si separáramos del agua del mar todas las
materias sólidas, obtendríamos un peso total de 50.000 billones
(50.000.000.000.000.000) de toneladas. Claro está que más de las
tres cuartas partes de la materia sólida es sal ordinaria, pero en
el cuarto restante hay un poco de todo.
Por ejemplo, hay suficientes compuestos de magnesio para
dar un total de 1.900.000.000.000.000 (1.900 billones) de toneladas
de ese metal. Con esta reserva oceánica tendríamos para mucho
tiempo, sobre todo porque lo que extrajésemos y usásemos iría a
parar de nuevo, en último término, al océano.
Pero ocurre que el magnesio no está repartido de manera
discontinua, con ricas bolsas aquí y allá (como sucede con los
minerales terrestres). El hecho de que esté repartido uniformemente
por todo el océano significa que, aun trabajando con un rendimiento
perfecto, tendríamos que extraer magnesio de 950 litros de agua
marina para obtener un kilo. Hoy día hay ya métodos para hacerlo
económicamente, pudiendo obtenerse magnesio en cantidades
cualesquiera de manera rentable.
Otro elemento que se halla presente en el agua marina en
cantidades grandes es el bromo (un pariente del cloro, pero menos
común). El mar contiene compuestos disueltos que arrojarían un
total de 100 billones  (100.000.000.000.000) de toneladas de bromo.
Equivale aproximadamente a un veinteavo de la reserva de magnesio,
con lo cual habría que despojar de su contenido a una cantidad de
agua veinte veces mayor —unos 19.000 litros, con rendimiento
perfecto— para obtener un kilo de bromo. También en este caso se
puede trabajar con rentabilidad, y de hecho el mar es uno de los
principales proveedores de bromo del mundo.
Un tercer pariente del cloro y del bromo es el yodo. A
escala mundial escasea más que ellos, y en el océano se halla
presente en cantidades mil veces menores que el bromo. El total
asciende a 86.000 millones de toneladas, lo cual suena a mucho, pero
equivale sólo a un kilo por cada 20 millones de litros de agua. Es
demasiado poco para que su extracción directa resulte rentable,
pero, por suerte, las algas marinas se encargan de extraer el yodo
por nosotros y sus cenizas proporcionan cantidades importantes de
este elemento.
Lo cual nos lleva al oro. La cantidad total de oro que
hay en el agua del mar oscila entre los 6 y los 12 millones de
toneladas. Si hubiese dado esta cifra al principio del artículo,
habría sonado a muchísimo. ¡Por lo menos 6 millones de toneladas!
¡Qué barbaridad!
Pero a estas alturas veréis que no es mucho. Para
extraer un solo kilo de oro habría que escudriñar de 130 a 270 mil
millones de litros, lo cual costaría mucho más que un kilo de oro.
Así que el oro se deja en el océano.
 
 
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